domingo, 29 de mayo de 2011

No olvides la leche

Hace poco he descubierto alguno de los magníficos artículos que se comparten en la red social Σχολή. Uno que me ha llamado la atención es sobre la leche y el aprendizaje de las lenguas :)

Mark Lightman es ya un habitual en este espacio, le hemos escuchado y visto en clase, usado sus vídeos en prácticas de comprensión y como ejemplo para otras actividades. Suya es la idea de identificar la palabra griega para leche (γάλα) como acrónimo de las distintas competencias que hay que trabajar para aprender griego:

Γ - γράφειν - escribir
Α - ἀναγινώσκειν - leer
Λ - λαλεῖν - hablar
Α - ἀκούειν - escuchar

En el artículo podemos leer las mejoras que Louis Sorenson (conocido como Λεωνίδας τοῦ Σωρένος en la red) propone para el acrónimo, teniendo en cuenta que el genitivo de la leche es γάλακτος:

Γ - γράφειν - escribir
Α - ἀναγινώσκειν - leer
Λ - λαλεῖν - hablar
Α - ἀκούειν - escuchar
Κ - κινεῖν - moverse, usando acciones, imágenes, gestos
Τ - τίκτειν - producir, crear nuevos contenidos
Ο - ὁλοποιῆσαι (> ὅλος ) - Aprender la lengua en conjunto, no solamente desinencias
Σ - συμμετέχειν - participar

Me parece una metáfora fantástica: la leche como alimento imprescindible. Es una declaración de intenciones que resume el camino que hemos iniciado y que vamos compartiendo por aquí, no podía encontrar una síntesis mejor.

En primer lugar nos recuerda las competencias lingüísticas recogidas en el Marco Europeo de Referencia de las Lenguas, esas capacidades que cada alumno debe desarrollar cuando aprende una lengua: comprensión auditiva y comprensión lectora, expresión escrita, interacción oral y expresión oral. Según el nivel adquirido en cada una de ellas podremos integrar la información en nuestro particular PEL (Portfolio Europeo de las Lenguas) para las lenguas clásicas.

Por otra parte, recoge líneas metodológicas con las que nos identificamos como las propuestas por los entusiastas de TPR y TPRS,  prácticas habituales en el aprendizaje de lenguas modernas en las que hemos profundizado gracias a los cursos de Germán y de Mario y que ya hemos usado en clase en alguna ocasión con resultados muy positivos. Tratar el latín y el griego como lenguas y no como cadáveres a diseccionar debería ser lo habitual.

Tenemos nuevo lema: no olvidaremos la leche para aprender griego.

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