miércoles, 3 de noviembre de 2010

Un libro

Hoy una alumna de 1º de bachillerato me pedía un libro para poder estudiar todo lo que estamos viendo en clase.

Tenemos todo el material en el aula virtual (abierto a visitantes), para poder consultar y practicar, además de lo que vamos haciendo en clase. Pero insistía en tener algo físico que tocar y subrayar. Imagino que le resulta extraña esta forma de trabajo. Le he recomendado que si necesita un libro, que se lo vaya haciendo ella misma, escribiendo sus propias explicaciones, con sus propios ejemplos. No se ha quedado muy convencida porque cree que lo que ella puede escribir no tiene la autoridad de un libro. Supongo que se trata de eso, de autoridad. No le sirve que con las prácticas lo vaya aprendiendo, demanda un salvavidas en el que refugiarse, algo de donde sacar información para después vomitarla, aunque sea sin comprenderla.
Me temo que ya no me sirve que vomiten estructuras que no entienden o frases repetidas sin sentido. Me sirve que puedan crearlas, que puedan inventarlas, que me sorprendan usándolas.
¿Será que se puede aprender una lengua sin usarla?

1 comentario:

caludio eliano dijo...

Cuando son pequeñitos tienen una manera innata de aprender. Con los años, el sistema educativo les atrofia esta parte creativa. A mi me llegaron a decir:
- no me preguntes así, tú dame una lista de verbos que yo mañana te los digo de memoria. O : es que me he aprendido las declinaciones por columnas. la izquierda masculino, la derecha....
Una pena.